09/03/2013

CUANDO LA FE ESTÁ EN PELIGRO, TENEMOS EL DEBER DE HABLAR.- DOMINICOS DE AVRILLÉ.

Fonte

CARTA TRIMESTRAL DE LOS DOMINICOS DE AVRILLÉ, 
N° 64, DIC 2012-ENE. 2013 



El blasón dominico representa un espacio color blanco adentrándose en un fondo negro. ¿Podría explicar el 
significado?

Este espacio blanco representa la verdad que expulsa las tinieblas
 del error, como un ejército de hierro que como punta de lanza 
penetra las masas enemigas. En efecto, nuestra Orden fue querida
 por la Divina Providencia para ejercitar el ministerio de la 
predicación doctrinal, para enseñar la verdad. Su divisa es 
Veritas y el papa Honorio III, quien aprobó la Orden en 1216,
 pidió a los dominicos que fueran “verdadera luz del mundo 
vera mundi lumina”.
Pero la luz no puede brillar sin ahuyentar a las tinieblas. Si 
queremos esclarecer las inteligencias, es necesario denunciar los
 errores, especialmente los errores de la hora presente. En una
 obra como la Suma teológica de Santo Tomás de Aquino, uno se
 apercibe que la exposición de los errores y su refutación (en las 
objeciones y las respuestas a las objeciones) tienen tanto lugar,
 si es que no más, que la exposición de la verdad (hay 10,000 
objeciones en la Suma).
Es por eso que, afanándonos en enseñar la verdad, debemos 
denunciar los errores que amenazan las inteligencias católicas de
 este comienzo de siglo 21, notablemente los de la Iglesia conciliar.
 Porque, como dijo Ernest Hello:
"Quienquiera que ama la verdad aborrece el error y este 
aborrecimiento del error es la piedra de toque mediante la cual
 se reconoce el amor a la verdad.
Si no amáis la verdad, podréis decir que la amáis e incluso 

hacerlo creer a los demás; pero estad seguros que, en ese caso, 
careceréis de horror a lo que es falso, y por ésta señal se 
reconocerá que no amáis la verdad" . Ernest Hello.

Entre los errores actuales, ustedes sitúan los de la 
“Iglesia conciliar”. Estos errores ¿Están contenidos 
en el mismo Concilio Vaticano II o vienen de una 
mala hermenéutica (interpretación)?

La crisis en la Iglesia viene del Concilio mismo. Si leemos la
 historia del Concilio, por ejemplo El Rhin desemboca en el
 Tíber de Ralf Wiltgen, se ve que un partido liberal y modernista
 ha tomado la dirección del Concilio con la aprobación al 
menos tácita de los papas Juan XXIII y Paulo VI. Es por eso
 que el Concilio produjo textos infestados de liberalismo y de 
modernismo. No obstante, el error está frecuentemente 
más o menos disimulado, porque los modernistas saben muy 
bien esconderse, como lo hizo notar San Pio X: “Tal página de
 su obra podría estar firmada por un católico; den vuelta a la 
página y creerán leer a un racionalista”. (Encíclica Pascendi)

Denos algunos ejemplos de errores en los textos del 
Concilio.

Como lo hizo notar Monseñor Lefebvre, el Concilio retomó los tres
 grandes errores de la Revolución llamada francesa (libertad, 
igualdad, fraternidad) bajo una forma “eclesiástica”: libertad 
religiosa –colegialidad – ecumenismo. Estos son los documentos 
del magisterio anterior que los condenan:
-La libertad religiosa afirmada por Dignitatis humanae ha sido 
condenada por los papas Gregorio XVI (Mirari vos), Pio IX 
(Quanta cura), Leon XIII (Immortale Dei), san Pio X 
(Vehementer nos) y Pio XI (Quas primas).
La colegialidad contenida en Lumen gentium n° 22 (aunque 
corregido por laNota praevia) es contraria a la enseñanza del
 Concilio Vaticano I (Pastor aeternus) sobre el poder supremo 
del papa.
-El ecumenismo y el diálogo interreligiosos preconizados por 
Unitatis redintegratio Notra aetate, son condenados por Pio IX
 (Syllabus n° 16 y 17), León XIII (Satis cognitum) y Pio XI 
(Mortalium animos).
En el fondo de estos errores se encuentra la doctrina masónica del humanismo: todo debe estar centrado en el hombre (ya no en Dios).
 Este error está expresado en Gaudium et spes (“todo en la tierra 
debe ser ordenado al hombre como su centro y su cúspide); esto ha
 sido condenado por Pio IX en elSyllabus. Es por eso que el futuro
 papa Benedicto XVI dijo justamente queGaudium et spes puede 
ser considerado como “una revisión del Syllabus de Pio IX, una 
suerte de contra-Syllabus”.

Por lo tanto el papa Benedicto XVI propone una 
hermenéutica de la continuidad entre el pasado de la 
Iglesia y el Vaticano II. ¿Qué piensa de esto?

El mismo papa describe esta hermenéutica como aquella de 
“renovación dentro de la continuidad del único sujeto-Iglesia, que
el Señor nos ha dado; es un sujeto que crece en el tiempo y se 
desarrolla, pero permaneciendo siempre el mismo, único sujeto del
 pueblo de Dios en camino”.
Por consecuencia, esta hermenéutica permite enseñar una doctrina
 contraria a la anterior, desde el momento que quien enseña está en continuidad (es decir que es el sucesor) del que enseñó la doctrina 
precedente. ¡El papa actual pudo enseñar el contrario del Syllabus!
Esto es conforme al pensamiento modernista según el cual el 
magisterio debe transmitir la experiencia religiosa del pueblo 
cristiano, experiencia que cambia con las épocas.
Pero la concepción católica del magisterio es completamente 
diferente, el magisterio debe transmitir la misma doctrina, que 
es la que recibió de Nuestro Señor “en el mismo sentido y el 
mismo pensamiento (in eodem sensu eademque sententia)”
 (Vaticano I).

Pero  el papa nos pide adherirnos al Vaticano II. ¿No 
debemos obedecerlo?

POR SUPUESTO QUE NO. El mismo San Pablo responde en la 
Epístola a los Gálatas (1,8): “Si cualquiera, sea yo o un ángel del 
cielo, os predica otro Evangelio que el que nosotros os hemos 
anunciado, sea anatema”. Y también San Pedro dice: “Hay que 
obedecer a Dios antes que a los hombres” (Hechos 5, 29).
La nueva misa y la enseñanza del Vaticano II ponen en peligro 
nuestra fe haciendo adoptar una mentalidad modernista y 
favoreciendo la herejía protestante. Por lo tanto, no podemos 
aceptarlos, porque nuestra fe es nuestra posesión más preciada,
 ella es la que nos salva.

Respecto del papa y de la jerarquía, ¿debemos adoptar 
una actitud de defensa pasiva esforzándonos por 
conservar la Tradición y contentándonos con emitir 
algunas observaciones respetuosas y discretas, 
o hay que ser más ofensivos?

CUANDO LA FE está en peligro, tenemos el deber de hablar para 
salvaguardar el bien común de la Iglesia. Monseñor Lefebvre supo
 practicar la ofensiva: por sus palabras (por ejemplo su Declaración
 del 21 de Noviembre de 1974, su conferencia de prensa de diciembre
 de 1983, sus sermones del 29 de junio en Ecône, etc.) y sobre todo 
por sus acciones, continuando con la ordenación de sacerdotes y 
consagrando obispos a pesar de la prohibición de la Roma conciliar. 
Es verdad que desde hace algún tiempo, este espíritu de combate ha disminuido bastante y esto se muestra muy dañino: los fieles son 
cada vez menos firmes, y la Roma conciliar es cada vez más 
emprendedora para erosionar y hacer caer la resistencia católica.
 Hay que mantener la ofensiva y esto es lo que quiere hacer nuestra
 revista Le Sel de la terre y sus diversas publicaciones, notablemente
 el Catecismo de la crisis en la Iglesia del padre Gaudron y La extraña Teología de Benedicto XVI de Monseñor Tissier de Mallerais.

Ustedes parecen muy pesimistas. ¿No tiene una palabra 
de esperanza?

NUESTRA ESPERANZA está en el Inmaculado Corazón de María.
 Si el papa al fin cumple con la consagración de Rusia (y sabemos 
que lo hará, pero como el Rey de Francia, será tarde), entonces la
 Santísima Virgen intervendrá para salvar la Iglesia. Esperando,
 hay que “resistir firmes en la fe” rechazando todo compromiso
 con el enemigo que ocupa la Iglesia. Es la Iglesia Católica quien
 tiene las promesas de vida eterna, no la secta modernista que 
actualmente la ocupa.

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